Tras el accionar coordinado entre el Banco Central y el Ministerio de Finanzas, esta semana comenzaron finalmente a ceder las tensiones que dominaron el mercado de cambios desde fines de abril. El valor del dólar se estabilizó por debajo del techo de $25 marcado por el BCRA a inicios de la semana (sin ventas en los días subsiguientes) y se logró atravesar con éxito el vencimiento de Lebacs del día martes. Complementariamente, ante un contexto internacional con una volatilidad creciente y menores flujos de capitales hacia los países emergentes, también se imprimieron cambios en la política fiscal, anunciándose una aceleración del proceso de convergencia hacia el equilibrio de las cuentas públicas, de manera de reducir las necesidades de financiamiento y las vulnerabilidades estructurales que presenta la economía argentina. En este marco, desde el Ministerio de Hacienda se dispuso, como un primer paso, una reducción de medio punto del PIB en la meta de déficit primario para este año, del 3,2% al 2,7%, al tiempo que se iniciaron negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para asegurar el acceso a una fuente de financiamiento barata y estable, que ayude a disminuir potenciales tensiones en el mediano plazo.
En lo que respecta a la evolución del mercado de cambios, luego de alcanzar un pico de $25 a comienzos de la semana, la cotización del dólar se movió con el correr de los días en torno a un promedio de $24,27 a nivel mayorista, cerrando el viernes en $24,43. Para lograr estabilizar el valor de la divisa, el Banco Central se mostró activo en varios frentes. Por un lado, habilitó el lunes un salto en la cotización del dólar hasta los $25, ofreciendo simultáneamente a este valor USD 5.000 millones de forma constante (de los cuales llegó a vender unos USD 1.200 millones entre lunes y martes) como forma de señalar que el precio de la divisa podría mantenerse en torno a esos niveles en el corto plazo, tras haber acumulado un salto de casi 20% desde fines de abril y de 40% desde de inicios de diciembre. A ello se sumó la suba de los rendimientos en pesos, llevándose la tasa de política monetaria y la de las Lebacs al 40%, junto con la flexibilización de los requisitos mínimos de liquidez que deben cumplir las entidades financieras (de manera que estas pudieran participar más activamente en la licitación de Letras del día martes), cambio normativo que se agregó a la obligación de reducir sus tenencias de dólares, restando potenciales fuentes de presión en la plaza cambiaria. En paralelo, desde el Ministerio de Finanzas se licitaron, también el martes, dos bonos en pesos (por el equivalente a unos USD 3.000 millones), que fueron suscriptos en su mayoría por inversores del exterior, reforzando la oferta de dólares en un día clave.
Complementariamente a las medidas tomadas en el frente cambiario y financiero, ya se había anunciado una reducción más acelerada del desequilibrio de las cuentas públicas, junto con el inicio de negociaciones para tener acceso un crédito de “stand-by” de largo alcance con el FMI, el cual apunta a cubrir buena parte de las necesidades de financiamiento de los próximos dos años. Reforzando estos puntos, en la semana también se divulgaron los datos fiscales de abril, los cuales mostraron una nueva reducción del déficit primario basado en una mayor contención del gasto, algo que señala que se está avanzando en la senda buscada.
El déficit primario se redujo prácticamente a la mitad del observado en igual mes de 2017 (-44,6%), registrando su tercer descenso interanual consecutivo en términos nominales. El gasto primario volvió a desacelerar su ritmo de crecimiento, hasta un 14,1% interanual, en lo que fue su variación más moderada en lo que va de 2018. Asimismo, por décimo mes consecutivo, el gasto primario registró un incremento inferior a los ingresos del fisco (+21%) y también a la inflación del período (+25%), presentando una contracción del 9% en términos reales. Con estos datos, el déficit primario acumulado de los primeros cuatro meses de 2018 resultó equivalente a 0,3% del PIB, reduciéndose a la mitad del primer cuatrimestre de 2017, comparación que no sólo resulta favorable respecto a las cifras del año pasado, sino también a las metas fiscales originalmente previstas para este año (que planteaban para el primer trimestre un “rojo” de 0,6% del Producto), comportamiento que incrementa las chances de cumplir con las nuevas metas oficiales.
Finalmente, esta semana también se conocieron los datos de inflación del mes de abril, los cuales arrojaron una variación del IPC Nacional de 2,7%, influenciada por los incrementos en las tarifas de gas, colectivo y trenes. En particular, los precios regulados subieron 5,3% en el mes, presentando su alza más pronunciada en lo que va del año. Concluye así un primer cuatrimestre signado en términos de inflación por importantes correcciones en las tarifas de los servicios públicos, elemento que dejaría de estar presente en los próximos meses, ayudando a restar presión sobre los precios internos cuando comiencen a sentirse los efectos de la reciente depreciación del peso.