Alguien sacó la cuenta como quien no quiere la cosa: «Faltan 300 días para el cierre de listas». Y eso, que parece una eternidad ocurre en la vertiginosa y pendular Argentina de hoy, que además está atravesada por las urgencias del COVID-19.
El oxígeno, aunque con barbijo, que significó el cierre del acuerdo con los bonistas, el rebote que mostraron los indicadores de mayo y junio en algunos sectores, duró tan poco como suele ocurrir en tiempos de crisis económica.
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